Todos los días, nuestra gente marca la diferencia al tiempo que cumple nuestro propósito: ayudar a mantener a las comunidades saludables, alimentadas, limpias y seguras. Nos enorgullecemos de ser socios de Vitamin Angels y contribuimos a la mejora de la nutrición desde muy pronto apoyando a mujeres embarazadas y niños pequeños en riesgo ofreciendo vitaminas esenciales en Estados Unidos, Canadá y en todo el mundo.
Angela Kelly pone este importante trabajo en perspectiva y documenta sus experiencias observando la distribución de vitaminas, que supusieron una profunda lección de humildad al constatar que el acceso a la nutrición esencial suele ser un regalo más que algo garantizado.
Siga leyendo y descubra cómo se inspiró Angela para contribuir a la promesa de unos niños y mujeres más fuertes en el Valle Sagrado de Perú.
Un relato en primera persona del poder de la nutrición
Angela Kelly, directora de cuentas, Ingredientes Alimentarios
En nuestra vida cotidiana, muchos de nosotros desayunamos leche reforzada con vitamina A y D, además de cereales enriquecidos con vitaminas. A mediodía, complementamos nuestra nutrición con pan, además del sustancioso alimento que supone la lechuga, el tomate, el pimiento verde y la cebolla de nuestro sándwich. Para la cena podemos disfrutar de una ensalada, brócoli y espárragos, una comida que aporta nutrientes esenciales. Los que somos afortunados de permitirnos una alimentación sana a menudo la damos por sentado. Pero ¿qué pasa con las poblaciones en todo el mundo que tienen acceso limitado a fuentes alimenticias?
Esta es la pregunta planteada por Howard Schiffer, fundador de Vitamin Angels. Howard vio las necesidades de madres embarazadas y lactantes en todo el mundo, que tienen dificultades para dar a luz a bebés con un peso saludable debido a la falta de acceso a nutrientes esenciales durante su embarazo. Y así surge Vitamin Angels, una organización sin ánimo de lucro dedicada a distribuir vitaminas y minerales esenciales, así como desparasitación a madres y niños necesitados en todo el mundo.
La misión de Vitamin Angels
Supe de Vitamin Angels por primera vez en julio de 2010 en la NBJ Summit. Ahora soy consciente de dos cosas paradigmáticas en el sector de la nutrición: The Nutrition Business Journal (que organiza NBJ Summit) y Vitamin Angels. Vitamin Angels organiza la recepción de inauguración de NBJ Summit y allí tuve el honor de escuchar a Howard Schiffer por primera vez. Quedé tan conmovida por sus historias y su visión me inspiró tanto que lo busqué después para presentarme. Al hablar cara a cara con Howard, sentí su pasión y dedicación a hacer del mundo un lugar más saludable. Me sentí motivada para dar un paso y ayudar a marcar la diferencia. Durante esta conversación con Howard, nos dimos cuenta de que la mejor forma en que podría ayudar a Vitamin Angels era conectando mi red de clientes y amigos del sector de la nutrición con su programa Gifts-in-Kind de donaciones en especie. En lugar de dinero en efectivo, los fabricantes podrían donar sus líneas de producción para fabricar los comprimidos o cápsulas necesarias, las empresas de embalaje podrían donar botes o etiquetas y las empresas de preparados podrían donar las mezclas especialmente formuladas que permiten fabricar vitaminas prenatales. Había tantas formas de que la gente ayudara... Solo necesitaba hacer las presentaciones y transmitir lo que hace Vitamin Angels y la diferencia que marcan en el mundo.
Notas de campo: El Valle Sagrado de Perú
Gracias a este trabajo, durante una visita a su sede en Santa Bárbara, me invitaron a unirme a Vitamin Angels para observar la labor de los socios de su programa en el extranjero. Tenían una plaza libre para una próxima visita de observación a Perú. Acepté inmediatamente esta oportunidad para ver de cerca el trabajo que hace Vitamin Angels y los socios locales del programa. Tener ocasión de conocer a las madres y los niños a los que Vitamin Angels distribuye unas vitaminas y minerales que les cambian la vida era una experiencia que no podía rechazar.
Nuestro grupo venía de diferentes lugares de Estados Unidos. Volamos a Lima, en Perú, donde pasamos la noche antes de seguir hacia Cusco en un pequeño avión de hélices. Nos alojábamos en Cusco, pero cada día hacíamos un trayecto de 2-3 horas para visitar pueblos remotos a los que nuestros anfitriones, un grupo local de ONG, viajaban cada dos semanas para repartir vitaminas, hacer chequeos médicos y proporcionar cuidados para el bienestar de todo el pueblo.
El trayecto a través del Valle Sagrado es hermoso y discurre a una altitud muy elevada. El suelo rocoso es perfecto para el cultivo de la patata. Las laderas están cubiertas de terrazas con plantas que asoman a través de la tierra. Las patatas son la principal fuente de alimentos para el pueblo peruano que habita el Valle Sagrado. La agricultura es el medio de vida básico. No hay puestos de trabajo ni oficinas a las que presentarse: se existe con sencillez en la tierra en la que se vive. No hay vehículos ni burros para el transporte. El agua no es potable. Si se necesita asistencia médica, los habitantes deben caminar hasta Cusco, un viaje de 2-4 días por las escarpadas laderas de las montañas.
En el primer viaje al Valle Sagrado, nuestra furgoneta Toyota se quedó atascada en el barro en un estrecho camino de tierra. Había llovido no hace mucho y los neumáticos de la furgoneta se hundieron tanto en el fango que no podíamos continuar. Salimos de la furgoneta para reducir el peso y tratamos de empujar entre todos para sacarla del cenagal. El premio a nuestros esfuerzos fue una colección de salpicaduras de barro en la cara y en la ropa. Y todo esto solo en el primer día. No habíamos hecho más que subir a la furgoneta de nuevo para seguir nuestro viaje cuando vimos una mujer corriendo ladera abajo hacia nosotros y agitando los brazos frenéticamente. Nuestro conductor volvió a aparcar la furgoneta y el personal de enfermería de la ONG local fue a comprobar en qué podían ayudar a la mujer. Cuando recuperó el aliento, se desató un fardo que llevaba a la espalda. Dentro de esta tela, atada con primor, había un bebé diminuto que necesitaba asistencia médica. La madre había bajado la montaña en busca de alguien que pudiera atenderlos porque su hijo tenía fiebre. Cuando vio la furgoneta por esta carretera, llena de baches y poco transitada, supo que probablemente habría personal sanitario a bordo y que a lo mejor podrían tratar la fiebre del bebé. La mayoría de los vehículos que viajan por esta carretera están ocupados por personal de enfermería de las ONG y su conductor.
Después de que el personal de enfermería de las ONG dispensara atención sanitaria su pequeño bebé, la madre pidió una cosa más: “la vitamina, la vitamina”. Y recibió un frasco de vitaminas, tan esenciales para su salud y la salud de su bebé.
“Cada vez que el comprometido personal de enfermería de las ONG viaja a estas aldeas remotas, ayuda a fomentar el acceso a las vitaminas. Lleva el regalo de la fortaleza para los niños, que ahora gozan de energía suficiente gracias a esta nutrición esencial; ya no tienen que elegir entre jugar en la calle o aprender en la escuela”.
Tuvimos la oportunidad de reunirnos con los niños y las madres, que se mostraron muy agradecidos por poder disponer de las vitaminas y minerales, y nos contaron lo que significa la distribución para ellos. En muchos momentos las madres, visiblemente emocionadas, hablaban de que ya no tenían que preocuparse de que sus hijos no sobrevivieran a los primeros días después del parto. Los bebés nacían ahora con un peso saludable. El acceso a las vitaminas cambió la vida de estos pueblos de la cordillera de los Andes. Nada supone una tranquilidad mayor para estas devotas madres como ver a sus hijos sanos.
Una generosa familia nos invitó a cenar después de pasar el día en el pueblo observando el reparto de vitaminas. La madre nos llevó a su casa y, alegremente, nos invitó a entrar. La casa en sí era una construcción sencilla de 6x6 metros hecha de adobe montada primorosamente para formar el hogar que ama. La cocina consistía en una sola estufa situada en un rincón de la vivienda rodeada de varias ollas. Para sentarnos nos ofreció su cama, un catre individual. El resto de la familia dormía sobre unos tejidos peruanos de todos los colores extendidos por el suelo, que en ese momento estaban cuidadosamente doblados. La madre llenó sus ollas con agua potable de uno de los dispositivos de filtración de agua instalados en el pueblo por la ONG. Luego añadió unas patatas frescas de sus campos. Nos sirvió las patatas con inmenso cariño, como lo haría con un invitado de honor, aderezadas con un poco de salsa de leche de cabra. En esto consistía la cena que tomaba la familia a diario.
“Me di cuenta de lo mucho que daba por sentado en casa. Agua potable, frutas y verduras nutritivas, tiendas con el máximo surtido de alimentos y vitaminas. Para mí supuso una cura de humildad y me siento muy agradecida por esta amable mujer que nos abrió su casa y nos ofreció una comida sencilla pero deliciosa”.
Esta experiencia me motivó más que nunca para ayudar a Vitamin Angels a avanzar en su misión. Desde ese día, estas madres y sus hijos me arrebataron el corazón.
El poder de la nutrición
“Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina” Esta antigua cita atribuida a Hipócrates, el padre de la medicina occidental, ha superado el paso del tiempo y ha recibido un impulso renovado gracias al trabajo que hacemos para ayudar a las comunidades locales a acceder a la nutrición que necesitan para salir adelante. Una nutrición equilibrada no solo es fundamental para la salud y el bienestar, sino que tiene el poder de ofrecer posibilidades ilimitadas para las generaciones futuras. Seguimos comprometidos para ofrecer soluciones de valor añadido y contribuir en el desarrollo de una vida mejor cada día creando un mundo más sano.
Obtenga más información sobre nuestra colaboración con Vitamin Angels y cómo el equipo de Nutracéuticos de Univar Solutions apoya un trabajo fundamental en todo el mundo.